Leo en la revista MIA un reportaje acerca del sistema educativo en otros países. Y aunque estaba pensando aquello de "suficiente tengo con el nuestro. Hoy no voy a hacer mala sangre" y todo eso, al final he caído. Llamadme ingenua o soñadora pero creía que igual, después de tanto bla, bla, bla, algo de lo que leyese me iba a tranquilizar. Deseaba o esperaba (de esperanza ya veis) que viese la luz al final del túnel. Pero no, que lo veo todavía más negro que antes.
Lo dicho, el reportaje firmado por Vicente Bustillo hace un recorrido por dos países tan distintos como Finlandia y Canadá que se llevan la medalla de bronce y los diplomas en esto de las olimpiadas a los mejores sistemas educativos del mundo.
Podría intentar hacer un resumen bien majete de lo que se cuenta, pero después de datos, porcentajes y demás prefiero quedarme con algunas frases citadas por los entrevistados (familias españolas viviendo en dichos países). Ahí van:
En Finlandia la educación está aprobada por consenso. Vamos, que da igual quien mande porque hay seguirá con unos y otros. Yo es que esto no sé ni lo que quiere decir. Debe de ser mi ignorancia por vivir en un país en el que quien gobierna hace lo que le da la gana con la educación.
En Canadá por lo visto al niño se le respeta mucho. No lo digo yo, que no he pisado suelo canadiense en mi vida. Lo dice el padre español del reportaje. También resalta que el sistema se vuelca en la educación como proyecto de futuro. Ahí es nada. Yo no he pisado suelo canadiense, pero nuestros gobernantes no saben ni lo que es lo que dice este párrafo. Eso seguro.
Y después de esto sólo me queda ponerme una camiseta verde mañana y pasado y pasado y...
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